INTRODUCCIÓN
Cuando hacemos un largo viaje, siempre es útil obtener información detallada y confiable de alguien que conozca el camino. Así es, puede ser muy útil saber en qué dirección ir; y siempre es útil tener una visión muy amplia. Pero a menudo en el camino enfrentamos situaciones complejas donde necesitamos doblar en el lugar preciso y en el tiempo preciso. Entonces, es útil además contar con instrucciones precisas. Bueno, algo de esto sucede con los seguidores de Cristo. Estamos en uno de los viajes más grandes que se pueda imaginar, y este viaje terminará con la venida del reino de Dios a la tierra tal como es en el cielo. Ahora, es bueno tener este destino final en mente; ayuda a conocer el cuadro general. Pero viajar por este camino cristiano puede ser a veces tan complejo que necesitaremos más que conceptos amplios y principios generales; además necesitaremos instrucciones detalladas y autoritativas. Y Dios nos ha dado este tipo de instrucciones en el canon del Antiguo Testamento.
Esta es la cuarta lección de nuestro panorama del Antiguo Testamento llamado "Reino, Pactos y el Canon del Antiguo Testamento." En las lecciones anteriores, vimos que el Antiguo Testamento es un libro sobre el reino de Dios y que Dios administra su reino a través de pactos. Pero a esta lección la hemos intitulado "El Canon del Antiguo Testamento". El Antiguo Testamento es nuestro "canon," una antigua palabra que significa "norma" o "medida." Este canon provee al pueblo de Dios de instrucciones detalladas y autoritativas mientras viva en pacto con Dios y busque su reino.
En esta lección, exploraremos cómo el canon del Antiguo Testamento presenta una orientación específica, y cómo podemos hallarla. Tal como lo veremos, hay tres formas principales en que la enseñanza del Antiguo Testamento llega al pueblo de Dios, y describiremos estas formas en términos de tres metáforas. Primero, veremos cómo el Antiguo Testamento actúa para nosotros como un espejo, reflejando en forma autoritativa preguntas y temas que surgen principalmente de nuestras preocupaciones; segundo, hablaremos del Antiguo Testamento como nuestra ventana a la historia, y veremos cómo provee registros autoritativos de eventos relevantes del pasado que guían al pueblo de Dios cuando sirve a Dios; y tercero, veremos el canon del Antiguo Testamento como un cuadro, como una serie de retratos literarios diseñados por sus autores humanos para influenciar al pueblo de Dios en formas específicas en el pasado, y para ser aplicadas a través de todos los tiempos.
Ahora, las diferencias entre estas aproximaciones se debe grandemente a los énfasis. En beneficio de nuestro estudio los analizaremos separadamente. Comencemos observando las formas en que el canon del Antiguo Testamento es un espejo que refleja las preguntas e intereses que surgen de nosotros al leerlo.
EL CANON COMO ESPEJO
¿Ha notado que cuando lee un libro con sus amigos hay algunas cosas que captan su atención, y otras cosas que captan la atención de los otros? Si le preguntas al grupo, "¿qué es lo más importante que están leyendo en este capítulo?" A menudo recibirás de la gente respuestas muy distintas entre sí. No es que una persona esté en lo correcto y las demás, equivocadas. La gente más bien se fija en diferentes aspectos de lo que está leyendo, porque todos notan cosas que son particularmente importantes para ellos.
Cuando leemos libros, a menudo los tratamos como espejos, viéndonos a nosotros mismos en lo que los libros reflejan de nuestros intereses y preocupaciones. Los hombres hallan cosas que les preocupan; las mujeres a menudo encuentran otras cosas más interesantes para ellas. Los viejos y los jóvenes, esta persona o aquélla; de una manera u otra, todos respondemos a lo que leemos fijándonos en los que más nos importa.
Del mismo modo, los cristianos fieles a menudo se aproximan al Antiguo Testamento como si fuese un espejo que refleja sus intereses. Buscamos lo que el Antiguo Testamento tiene que decir acerca de nuestras preocupaciones y nuestras preguntas, aun cuando esos temas sean de importancia secundaria o aspectos menores en los pasajes bíblicos que estamos leyendo. A esta aproximación al canon del Antiguo Testamento le llamaremos "análisis temático," porque enfatiza los temas o los tópicos que para nosotros son importantes.
Al profundizar en el análisis temático del Antiguo Testamento, nos encontraremos con dos materias: primero, la base del análisis temático y, segundo, el enfoque central del análisis temático. Veamos primero la base del análisis temático ¿Qué justificación hay para esta aproximación?
Base
Hay por lo menos dos formas de ver por qué el análisis temático es una herramienta apropiada para descubrir las instrucciones autoritativas del canon del Antiguo Testamento. Primero, el carácter mismo de las Escrituras nos anima a leerlas de ese modo; y segundo, tenemos los ejemplos de escritores y personajes bíblicos que usaron el análisis temático. Consideren, en primer lugar, cómo el carácter de las Escrituras valida el análisis temático.
Carácter de las Escrituras
El análisis temático es una forma apropiada de leer el Antiguo Testamento porque, tal como los textos más bien extensos, los pasajes del Antiguo Testamento tratan muchos tópicos diversos. Tienen implicaciones para más de un asunto a la vez.
Desafortunadamente, muchos cristianos bien intencionados a menudo piensan en el significado de los pasajes del Antiguo Testamento en términos demasiado simplistas. Actúan como si los pasajes bíblicos sólo presentasen un rayo láser muy fino de información. Un pasaje significa esto y otro significa aquello. Estos creyentes a menudo se fijan exclusivamente en los temas principales o más prominentes de un pasaje, y desatienden los temas menores que el pasaje también trata.
Pero la interpretación cuidadosa nos ayuda a ver que el significado de los pasajes del Antiguo Testamento realmente es mucho más complejo. Más que con un rayo láser, el significado más bien se compara con un rayo de luz gradualmente difuso. En primer lugar, algunos temas son muy importantes; el pasaje brilla con esplendor sobre ellos. A estos los podemos llamar los temas prominentes de un pasaje. En segundo lugar, otros temas se tratan en una forma más periférica, como si estuviesen iluminados por intensidades de luz más tenues. A estos los podemos llamar los temas menores de un pasaje. Y en tercer lugar, debemos agregar que hay algunos tópicos o temas que en este punto están tan apartados de los intereses de un pasaje, que podemos decir que, para todos los efectos prácticos, estos pasajes no arrojan ninguna luz sobre ellos. A estos podemos llamarlos temas irrelevantes. El análisis temático fija su atención en aspectos relativamente menores del Antiguo Testamento. Para ver lo que estamos diciendo, veamos el primer versículo de la Biblia, Génesis capítulo 1 versículo 1. Ahí leemos:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. (Génesis 1:1)
Si nos preguntásemos, ¿Qué enseña este versículo? A primera vista, podríamos pensar que la respuesta es muy simple: Génesis capítulo 1:1 nos dice que Dios creó el mundo.
La mayoría de nosotros probablemente esté de acuerdo en que esta es una forma razonable de resumir la idea principal de este versículo. Pero tan cierto como pueda ser este resumen, si nos restringimos a este tópico central, ignoramos muchos otros temas que trata este versículo.
¿Cuántos temas aparecen exactamente en estas palabras? La verdad es que la lista es muy larga. Además del hecho de que Dios creó el mundo, este versículo trata temas teológicos como "hay un Dios" y "Dios existía antes de la creación." También nos dice que "Dios es suficientemente poderoso para crear," y que "Dios debe ser reconocido como el Creador."
Génesis capítulo 1 versículo 1 trata también un número de asuntos que se centran más en la creación. Nos dice que "hubo un evento de creación," que "la creación no es auto-suficiente," que "el cielo es una dimensión de la creación."
Dado que este único versículo trata todos estos temas menores, podemos concentrarnos legítimamente en cualquiera de ellos.
Ahora, si tantos temas aparecen en un solo versículo como Génesis capítulo1 versículo 1, imagínense cuántos temas aparecen en pasajes más extensos. La mayoría de los pasajes del Antiguo Testamento hablan de tantos tópicos que tienen incontables conexiones con los muchos intereses y preguntas que podemos traer a ellos. Si hemos de ser cuidadosos en distinguir los temas prominentes y los temas menores de los temas irrelevantes, será muy apropiado que usemos el análisis temático para discernir la instrucción autoritativa en detalle del Antiguo Testamento.
Ejemplos Bíblicos
Otra forma en que podemos ver la legitimidad del análisis temático es notar que los escritores bíblicos inspirados mismos se aproximaron de esta forma al Antiguo Testamento. Cuando vemos sus ejemplos, de inmediato se hace evidente que ellos a menudo fijan su atención en aspectos relativamente menores del Antiguo Testamento, porque estos aspectos corresponden a sus propios intereses. Consideremos el impresionante ejemplo de Hebreos capítulo 11 versículos 32 al 34:
Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. (Hebreos 11: 32-34)
Ahora, cualquiera que esté familiarizado con las historias de Jefté y Sansón del libro de los Jueces sabe que Jueces no representa a estos dos hombres con una luz muy favorable. Los temas prominentes del libro de los Jueces consisten casi exclusivamente en los fracasos morales de los líderes de Israel durante este período de la historia, incluyendo a Jefté y a Sansón. De hecho, como los veremos en las próximas lecciones, estos fracasos se resaltan para probar que los jueces no fueron capaces de liderar al pueblo de Dios.
Sin embargo, en lo que respecta a los temas relativamente menores, el libro de los Jueces sí menciona que Jefté y Sansón lograron algunas victorias sobre los enemigos de Dios cuando se volvieron a Dios en fe. A causa de esto, el autor de Hebreos es capaz de resaltar los logros positivos de estos hombres, en tanto que está buscando respuestas para sus propias preguntas. Aun cuando está aplicando un análisis temático al libro de los Jueces, enfatizando temas que son importantes para él, el autor de Hebreos sigue siendo fiel al texto de Jueces, y sometiéndose al canon del Antiguo Testamento.
Enfoque
Ahora que hemos visto que las aproximaciones temáticas al mensaje autoritativo del Antiguo Testamento son legítimas, debemos dirigir nuestra atención a los principales intereses o los enfoques del análisis temático.
Dado que los temas que nos interesan varían mucho de persona a persona, de tiempo en tiempo, y de lugar en lugar, no debemos sorprendernos de que haya muchas aproximaciones temáticas diferentes al Antiguo Testamento. Al mismo tiempo, podemos identificar ciertas tendencias que los cristianos siguen al buscar respuestas para sus preguntas. Primero hablaremos de un enfoque en las doctrinas, segundo, de un énfasis en los ejemplos, y tercero, de la atención a las necesidades personales.
Tal vez la forma más influyente en que se ha abordado al Antiguo Testamento sobre la base del análisis temático, ha sido con el propósito de apoyar las doctrinas cristianas. Durante milenios el Antiguo Testamento ha sido visto como una fuente de verdades que los teólogos pueden ordenar en doctrinas.
Doctrinas
Una forma muy fructífera de análisis temático es hacer preguntas que derivan de las categorías tradicionales de la teología sistemática. Por ejemplo, podemos preguntar ¿qué dice este pasaje acerca del carácter de Dios? ¿Qué dice acerca de la condición de la humanidad? ¿Qué dice acerca de la doctrina del juicio y la salvación? Estos tipos de intereses son preguntas legítimas que surgen frente a casi todos los pasajes del Antiguo Testamento, porque las Escrituras los tratan ampliamente. Pero siempre debemos estar atentos al hecho de que ellos no siempre son el principal interés de los pasajes que estemos leyendo en particular. Ellos siempre surgen de nuestro propio interés impelido por nuestro estudio de la teología tradicional.
Este tipo de enfoque temático a menudo toma la forma de textos probatorios, referencias rápidas a pasajes específicos del Antiguo Testamento para justificar posiciones doctrinales. La mayoría de las veces en que leemos un libro de teología sistemática, una confesión de fe o una declaración doctrinal oficial, hallamos un sinnúmero de referencias al Antiguo Testamento, mencionadas para respaldar las posturas doctrinales.
Desgraciadamente, algunas veces las doctrinas que se supone que los textos probatorios deben respaldar, son temas irrelevantes en los textos citados. Cuando los versículos en la mira no tienen prácticamente nada que ver con la doctrina que deben respaldar, la posición doctrinal puede parecer descuidada e incluso deshonesta. De hecho, algunos teólogos han cometido errores tan grandes con textos del Antiguo Testamento de esta forma, que otros han rechazado totalmente el proceso del texto-probatorio. Pero abandonar este sistema a causa de los abusos no es un camino sabio. Los textos probatorios bien establecidos son formas generalmente válidas y útiles de relacionar los temas de los pasajes bíblicos, incluso cuando estos temas no son centrales en dichos pasajes. Otra forma común de análisis temático es una preocupación por los ejemplos. A menudo, vemos al Antiguo Testamento buscando personajes a quienes imitar o rechazar.
Ejemplos
Los cristianos han abusado demasiado de esta aproximación al Antiguo Testamento, abusando de las ideas, las palabras y las acciones de los personajes bíblicos. Dado que no conservan en mente la enseñanza más amplia de las Escrituras, sucede a menudo que los cristianos exaltan a algunos personajes del Antiguo Testamento como modelos cuando, de hecho, los personajes no son tan ejemplares. Este tipo de abuso se ha esparcido tanto que muchos eruditos también han rechazado este tipo de análisis temático. Pero a pesar de sus abusos, la preocupación temática con los ejemplos puede ser muy valiosa.
Consideren, por ejemplo, la historia tan conocida de David y Goliat en 1 de Samuel capítulo 17. Por mucho tiempo los predicadores han apelado a David como un ejemplo. Con frecuencia escuchamos que David es celebrado porque rechazó la armadura de Saúl para confiar en el poder de Dios y vencer a Goliat. Sus actitudes, sus palabras y sus acciones se consideran modelos de las formas en que necesitamos tener fe en Dios y recibir la victoria de su parte.
Es triste que en décadas recientes, una cantidad de intérpretes ha insistido en que tratar a David como un ejemplo de fe en este pasaje es un error garrafal de interpretación. Ahora, es cierto que el tema prominente de esta historia es que Dios levantó a David para reemplazar a Saúl como rey de Israel. Pero eso no implica de ningún modo que este sea el único tema de este pasaje. La fe de David fue su camino a la victoria; este es un detalle crítico de esta historia porque explica una de las razones por las que Dios estableció a David y su dinastía. De modo que es correcto hacer notar la fe de David como un tema menor en este pasaje, y es correcto seguir su ejemplo.
El hecho es que el Antiguo Testamento está lleno de ejemplos para imitar o rechazar. Y buscar estos ejemplos es una forma legítima de hallar la enseñanza autoritativa detallada del Antiguo Testamento.
En tercer lugar, es muy legítimo para los cristianos usar el análisis temático del Antiguo Testamento para obtener una guía en otro tipo de asuntos más personales, tales como las respuestas a preguntas que vienen de nuestras luchas y nuestras necesidades.
Necesidades Personales
Todos hemos oído sermones del Antiguo Testamento sobre temas como este: cómo ser un buen padre o una buena madre, cómo ser exitoso en el trabajo, cómo adorar a Dios, como abordar nuestras luchas personales y emocionales. Es común encontrar buenas observaciones de los pasajes del Antiguo Testamento a través del análisis temático, como una forma de abordar este tipo de preocupaciones prácticas.
Por ejemplo, los pastores a menudo analizan los fracasos de David como padre. Derivan principios a partir de los 14 años de trabajo de Jacob por sus esposas. Los predicadores a menudo van a la historia de Melquisedec y Abraham para ilustrar elementos de la adoración el domingo en la mañana. Buscan los signos de la depresión espiritual en las luchas emocionales de Elías después del Monte Carmelo.
El análisis temático, que trata al Antiguo Testamento como un espejo, tiene tanto valor que nunca debemos ignorarlo. A medida que busquemos descubrir la enseñanza autoritativa en detalle del canon del Antiguo Testamento es correcto que nuestra atención se sienta atraída por cada uno de los temas que Dios presenta, incluyendo los espejos.
Ahora que hemos visto que podemos discernir las enseñanzas autoritativas y detalladas del canon del Antiguo Testamento, aproximándonos a él como a un espejo a través del análisis temático, estamos listos para ir a nuestro segundo tema: la aproximación al canon del Antiguo Testamento como una ventana a la historia.
EL CANON COMO VENTANA
Cuando leemos un libro que contiene eventos del pasado, es natural que nuestra atención se fije en aquellos eventos históricos descritos. A veces estamos tan absortos en la historia que dejamos de pensar en los temas de nuestras propias vidas, e incluso ignoramos muchos de los aspectos del libro mismo, como su estilo y su presentación artística. En vez de eso, miramos a través del libro como si fuera una ventana al pasado, e imaginamos cómo deben haber sucedido las cosas en la época que se describe.
Del mismo modo, el canon de Antiguo Testamento describe un mundo que existió hace mucho tiempo. Y una de las formas en que los cristianos se han sometido a la autoridad del Antiguo Testamento ha sido usándolo como una ventana para descubrir los eventos del pasado, la historia de la salvación grabada en la Biblia. A causa de su enfoque en la historia, llamaremos a esta aproximación al canon del Antiguo Testamento, análisis histórico. En esta aproximación, aprendemos sobre los eventos pasados, ponderamos su significado y aplicamos las lecciones de esa historia a nuestras vidas.
Los cristianos fieles siempre han tratado al Antiguo Testamento como una ventana a la historia. Incluso en la iglesia primitiva, cuando el análisis temático era dominante, no se ignoraba la naturaleza histórica del Antiguo Testamento. Pero en los últimos cien años, ha quedado claro que uno de los aspectos más centrales del canon del Antiguo Testamento es que presenta la historia del trato de Dios con su pueblo. Como resultado de ello, en nuestros días hallamos a muchos cristianos que se aproximan al canon del Antiguo Testamento sobre la base de un análisis histórico, centrando su atención en la historia referida por el Antiguo Testamento.
Para explorar el análisis histórico del canon del Antiguo Testamento, veremos dos temas: primero, la base o la justificación del análisis histórico, y segundo, el enfoque del análisis histórico. Veamos primero la base sobre la cual podemos aproximarnos legítimamente al Antiguo Testamento como una ventana a la historia.
Base
Hay innumerables formas de justificar el análisis histórico del Antiguo Testamento, pero tendremos que limitar nuestra discusión a sólo dos consideraciones. Por un parte, el carácter mismo de las Escrituras nos anima a tratar al Antiguo Testamento como una ventana a la historia. Y por otra parte, los ejemplos bíblicos dejan claro que podemos aproximarnos correctamente al Antiguo Testamento sobre la base del análisis histórico. Consideremos primero las formas en que le carácter de las Escrituras proveen una base sólida para el análisis histórico.
Carácter de las Escrituras
Siguiendo las enseñanzas de Jesús y de sus apóstoles, los cristianos afirman que el Antiguo Testamento está inspirado por Dios, que es la "inspiración de Dios." Tal como lo expresa Pablo en las conocidas palabras de 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. (2 Timoteo 3:16)
En estas lecciones, armaremos nuestro estudio del Antiguo Testamento sobre la convicción de que el origen divino de las Escrituras, el hecho de que son inspiradas por Dios, significa que cuando el Antiguo Testamento dice que algo es cierto, es cierto.
Podemos poner el asunto de este modo. El Antiguo Testamento hace muchas afirmaciones acerca de lo que ha sucedido en la historia. Cuando consideramos estas afirmaciones y su relación con los hechos históricos actuales, como seguidores de Cristo, confirmamos que cada afirmación histórica que hacen las Escrituras corresponde a eventos históricos reales. Cuando el Antiguo Testamento enseña que algo sucedió, habla con la autoridad de Dios mismo. De modo que podemos estar seguros de que sucedió.
Aun así, todo los que están familiarizados con el Antiguo Testamento saben que es necesario calificar la correspondencia entre el Antiguo Testamento y la historia real.
Primero, siempre debemos tener en mente que el Antiguo Testamento es altamente selectivo con las historias que reporta. Omite mucho, mucho más de lo que menciona. Recordarán que el apóstol Juan dijo esto acerca de la vida de Jesús en Juan capítulo 21 versículo 25:
Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. (Juan 21:25)
Si es cierto que el mundo no puede contener los libros necesarios para dar cuenta de todo acerca de la vida de un solo hombre, nos damos cuenta que el Antiguo Testamento sólo reporta una pequeña parte de los innumerables eventos que tuvieron lugar en los milenios que describe.
En segundo lugar, tenemos que admitir que ha habido muchas objeciones a la confiabilidad histórica del Antiguo Testamento. No todos han aceptado la correspondencia entre las afirmaciones históricas del Antiguo Testamento y los hechos de la historia.
A veces, se pone en duda la correspondencia entre las Escrituras y la historia simplemente por incredulidad. Después de todo, el canon del Antiguo Testamento no es historia secular; Dios y los poderes sobrenaturales juegan un rol principal en la visión del Antiguo Testamento acerca de la historia. De manera que los no creyentes a menudo hallan difícil creer que el Antiguo Testamento corresponda a la historia real. Al contrario, por supuesto, los seguidores de Cristo no deben tener problemas en creer en el mundo sobrenatural que describe el Antiguo Testamento.
Al mismo tiempo, algunas de las objeciones a la confiabilidad histórica del Antiguo Testamento también desafían a los creyentes porque provienen de evidencias presentadas por eruditos. Muchos respetados arqueólogos, geólogos y otros científicos han señalado que los datos en que ellos creen descalifican la confiabilidad del Antiguo Testamento. Los geólogos plantean preguntas sobre el relato de la creación y el diluvio universal en los días de Noé. Los arqueólogos cuestionan la fecha y la naturaleza de la conquista de la tierra prometida, así como las fechas de los reyes de Judá e Israel, los resultados de las guerras y otros eventos mencionados en el Antiguo Testamento.
Desgraciadamente, estos argumentos científicos a veces convencen incluso a los cristianos a que nieguen la confiabilidad histórica del Antiguo Testamento. Hoy escuchamos que teólogos bien intencionados afirman que sólo unos pocos de los principales eventos del Antiguo Testamento realmente sucedieron como dicen los relatos. A veces no hablan de la historia del Antiguo Testamento como eventos reales sino como la "historia de la salvación" o "historia redentiva," sólo como aquello que los israelitas primitivos creían que había sucedido, cosas que la gente moderna y sofisticada sabe que no pueden haber sucedido. Según estos teólogos, el Antiguo Testamento es totalmente confiable en sus principios teológicos y morales. Sin embargo, es un hecho que las enseñanzas teológicas y morales del Antiguo Testamento están estrechamente ligadas con sus afirmaciones históricas. Descartar la confiabilidad histórica del Antiguo Testamento es, al mismo tiempo, destruir su confiabilidad teológica y moral.
Ahora, sumado a estas calificaciones, debemos admitir también que no siempre es fácil ver la correspondencia entre el Antiguo Testamento y la historia. ¿Por qué es así? ¿Qué tipo de cosas oscurece la confiabilidad del Antiguo Testamento? Hay por lo menos tres razones por las que el Antiguo Testamento algunas veces parece estar en tensión con otras fuentes de información histórica.
Primero, a veces los científicos no entienden la evidencia que respalda sus afirmaciones. No importa cuánto valoremos la arqueología u otras ciencias, es obvio que los científicos cometen errores. Sus conclusiones están siempre sujetas a ser corregidas con evidencia posterior.
Por ejemplo, doscientos años atrás, muchos eruditos expertos insistían en que el Antiguo Testamento estaba equivocado cuando se refería al pueblo hitita. Pero en el siglo pasado los arqueólogos descubrieron la cultura hitita. De hecho, los abundantes escritos de los hititas han hecho posible una profundización muy fructífera de los estudios del Antiguo Testamento. Del mismo modo, un siglo atrás era una opinión establecida que la fecha del Antiguo Testamento para el éxodo y la conquista alrededor del 1400 AC era demasiado temprana. Hace pocos años, sin embargo, se han evaluado nuevamente los datos arqueológicos, y han surgido fuertes argumentos, incluso de no creyentes, a favor del retrato bíblico.
Este y otros innumerables ejemplos demuestran que cuando el Antiguo Testamento no concuerda con la opinión científica, puede ser que simplemente los científicos estén equivocados.
Segundo, a veces las aparentes incongruencias entre el registro bíblico y la historia surgen de nuestra comprensión equivocada del Antiguo Testamento.
El clásico ejemplo de este tipo de situación es la lucha entre Galileo y las autoridades de la iglesia a comienzos del siglo XVII. Galileo argumentaba que a tierra circulaba alrededor del sol, mientras que la iglesia argumentaba que el sol circulaba alrededor de la tierra. Gran parte de esta controversia se centró en Josué capítulo 10 versículo 13, donde leemos estas palabras.
Y el sol se detuvo y la luna se paró... Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. (Josué 10:13)
Durante siglos, la iglesia había tomado este versículo para enseñar que el sol literalmente se detuvo de orbitar alrededor de la tierra por un momento, y descartaron así la posibilidad de que existiera un sistema solar.
Hoy, sin embargo, la investigación científica ha establecido con mucha certeza que el día y la noche son causados por la rotación de la tierra sobre su eje. Como resultado de ello, la mayoría de los cristianos modernos entiende Josué 10 versículo 13 de una manera distinta a sus antepasados.
Sabemos que el día se alargó milagrosamente para Josué, pero también sabemos que la detención del sol fue nada más que una apariencia que dependía de la posición de Josué sobre la tierra. Ahora podemos tomar este versículo, y otros como este, como un lenguaje fenomenológico común, de la misma manera que aún hablamos en el mundo moderno de la "salida del sol" y de la "puesta del sol".
La fuerza de la evidencia científica en cuanto al sistema solar no ha hecho que rechacemos la confiabilidad histórica del Antiguo Testamento. Por el contrario, nos ha ayudado a corregir nuestra interpretación del Antiguo Testamento.
Tercero, hay veces en que tanto la opinión científica como nuestra interpretación del Antiguo Testamento están equivocadas. Dado que sabemos que tanto los científicos como los intérpretes bíblicos son propensos al error, debemos estar abiertos a la posibilidad de que la investigación más avanzada demuestre que ambos lados de la controversia están equivocados. Puede ser que un trabajo prolijo en la ciencia y en el Antiguo Testamento algún día demuestre que el Antiguo Testamento realmente coincide con los hechos históricos.
Siempre debemos tener en mente que hay algunas discrepancias aparentes entre la historia real y el Antiguo Testamento que nunca serán resueltas. El pecado y las limitaciones humanas casi siempre hacen que sea imposible obtener resultados definitivos. Toda disciplina de estudio continuará presentando nuevos desafíos a nuestra seguridad en la confiabilidad histórica del Antiguo Testamento, y no tenemos que esperar resolverlos todos. Hay innumerables desacuerdos entre científicos competentes que parecen no tener solución. Y lo mismo es cierto de la interpretación del Antiguo Testamento. Puede que a menudo obtengamos cierto nivel de comprensión, e incluso podamos ofrecer algunas soluciones, pero nunca al punto de que se respondan todas las preguntas.
No importa qué tensiones surjan entre el Antiguo Testamento y los científicos, los seguidores fieles de Cristo deben concluir que la inspiración de las Escrituras establece la autoridad histórica del Antiguo Testamento. Y como resultado de esta fe en la confiabilidad histórica de las Escrituras, podemos aproximarnos correcta y seriamente al Antiguo Testamento como una ventana autoritativa a la historia.
Ahora que hemos visto cómo el análisis histórico del Antiguo Testamento es respaldado por el carácter de las Escrituras, debemos ir a un segundo fundamento para esta visión: los ejemplos bíblicos. En todas las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, no hay una sola instancia en que los autores bíblicos cuestionen la veracidad histórica del Antiguo Testamento. Sólo mencionaremos dos pasajes importantes que dicen algo a través de una ilustración.
Ejemplos Bíblicos
Primero, consideremos la forma en que el autor de Crónicas confía en la historicidad del Antiguo Testamento en sus genealogías. En 1 de Crónicas capítulo 1 versículo 1 al 4 él comienza sus genealogías de esta forma:
Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé, Sem, Cam y Jafet. (1 Crónicas 1:1-4)
Para los cristianos modernos, el autor de Crónicas hizo aquí algo destacado. El fue a los primeros cinco capítulos de Génesis y los trató como históricamente confiables. El menciona a trece hombres de los primeros capítulos de Génesis. La mayoría de la gente moderna considera los registros bíblicos sobre estos hombres como algo legendario o ficticio. Sin embargo, el autor de Crónicas da cuenta de una confianza total en la confiabilidad histórica de los primeros capítulos de Génesis. El usó Génesis, al igual que lo hizo con muchos otros libros del Antiguo Testamento, como una ventana autoritativa a la historia.
En una forma similar, consideremos el ejemplo del registro de Lucas del discurso de Esteban en Hechos capítulo 7. Usando varias porciones del Antiguo Testamento, Esteban habló de Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Aarón, Josué, David y Salomón como figuras históricas, y afirmó que las historias registradas acerca de ellos en al Antiguo Testamento eran verdaderas. En cuanto concernió a Esteban, la historia relatada en el Antiguo Testamento era verdadera, y esos registros históricos han servido como una base para el llamado a sus hermanos judíos al arrepentimiento y a la fe en Cristo.
De vez en cuando, los escritores y los personajes bíblicos demostraron su fe en la coincidencia entre las afirmaciones históricas del Antiguo Testamento y los hechos históricos reales. Ellos vieron al Antiguo Testamento como una ventana a la historia, y sacaron conclusiones teológicas de esa historia para sus propios días. Y siguiendo su ejemplo, hoy tenemos que hacer lo mismo.
Ahora que hemos visto que hay una base legítima de aproximación al canon del Antiguo Testamento como una ventana autoritativa a la historia, debemos fijar nuestra atención en un segundo asunto: ¿Cuál es el enfoque del análisis histórico? ¿Cuál es la meta de esta aproximación al canon del Antiguo Testamento?
Enfoque
En el siglo pasado, una forma de análisis temático creció en popularidad bajo el título de "Teología Bíblica." Ahora, este es un término muy amplio que en estos días se refiere a varias aproximaciones distintas a las Escrituras.
Pero una de las formas más influyentes de Teología Bíblica se puede describir como un enfoque en dos pasos básicos: primero, crear una "toma sincrónica," mirando un período de tiempo en el Antiguo Testamento como una unidad, y segundo, realizar un "trazado diacrónico," buscando las conexiones entre los eventos a través del tiempo. Desde luego que estos dos pasos están interrelacionados y operan juntos en un sin número de formas. Los teólogos bíblicos van atrás y adelante entre ambos. Sin embargo, para nuestros propósitos nos ayudará mirar a cada uno de ellos en forma separada. Miremos primero el proceso de crear una toma sincrónica.
Toma Sincrónica
En el paso sincrónico, los teólogos bíblicos dividen el Antiguo Testamento en períodos de tiempo y exploran lo que las Escrituras nos dicen acerca de estos períodos. Se enfocan en un segmento de la historia bíblica y resumen la compleja red de eventos que ocurren en ese tiempo, tratándolos como una unidad sincronizada, un trozo de tiempo. Siguiendo el enfoque del Antiguo Testamento, generalmente se concentran en cómo estos eventos caracterizan las interacciones de Dios con su pueblo. Como resultado, se crea una toma sincronizada para cada época del Antiguo Testamento.
Ahora, aquí tenemos que ser cuidadosos. Tal como lo vimos en la lección anterior, la historia del Antiguo Testamento fluye en forma continua, tal como un río fluye hacia el mar. Su historia está unificada en cuanto al desarrollo, sin dividirse en distintos segmentos, pero avanzando continuamente hacia mayores desarrollos del reino de Dios. De modo que la división del Antiguo Testamento en períodos es siempre algo artificial. Es como dividir el largo de un río en distintos segmentos. Así como se pueden obtener diversos beneficios, dividiendo un río en diferentes puntos a lo largo de su extensión, hay muchas formas beneficiosas de dividir la historia del Antiguo Testamento para crear tomas sincrónicas del Antiguo Testamento.
De hecho, los criterios que usemos para dividir el Antiguo Testamento en épocas influenciará las divisiones que vayamos creando. Por ejemplo, en las lecciones anteriores de esta serie, cuando teníamos en mente los desarrollos del reino de Dios en la tierra, hablamos en términos del período primigenio y el período de la historia nacional de Israel. Y desde luego, agregamos el período del Nuevo Testamento a estas divisiones del Antiguo Testamento. Estas divisiones trajeron a luz los pasos principales del plan del reino de Dios.
Cuando en otra lección hablamos acerca de los pactos, nos referimos a la etapa de los pactos universales y la etapa de los pactos con Israel. Y le agregamos el Nuevo Pacto para el Nuevo Testamento. Luego sub-dividimos los pactos universales en los tiempos de Adán (el pacto de los fundamentos) y Noé (el pacto de la estabilidad). Y sub-dividimos el período de los pactos nacionales en los tiempos de Abraham (el pacto de la promesa), Moisés (el pacto de la ley), y David (el pacto del reinado). Y como siempre, agregamos el Nuevo Pacto en Cristo (el pacto del cumplimiento). Estas divisiones nos ayudaron a ver cómo Dios usó los pactos para administrar su reino.
Otra forma de separar el Antiguo Testamento en períodos sincronizados aparece en el séptimo capítulo de la Confesión de Fe de Westminster. Siguiendo el criterio de los principales cambios del trato de Dios con la humanidad, antes y después de la caída en el pecado, la confesión de fe divide la historia del Antiguo Testamento en el tiempo del "pacto de obras" antes de que Adán pecara y el "pacto de gracia" que cubre el resto de la historia bíblica. Luego habla de una importante división en el pacto de Gracia entre el período llamado "bajo la ley," que indica el tiempo del Antiguo Testamento, y el período llamado "bajo el evangelio," que indica el Nuevo Testamento.
En el siglo pasado, el teólogo bíblico Gerhardus Vos, ampliamente respetado, dividió el Antiguo Testamento según el criterio de los principales cambios en la forma y el contenido de la revelación divina. El habló de "la Era Pre-Redentiva" antes de la caída; la primera era redentiva que siguió a la caída y precedió a la expulsión de Adán y Eva del jardín; el período entre la caída y el diluvio en los días de Noé; el período después del diluvio hasta los patriarcas; el período de los patriarcas; el período de Moisés; y el período profético después de Moisés. Por supuesto que también habló del Nuevo Testamento. Vos siguió estas divisiones porque él creía que los principales cambios que se dieron en la forma y en el contenido de la revelación divina movieron la historia de una era a la otra.
Una vez identificado un período de tiempo, el teólogo bíblico se enfoca en la red de eventos históricos que han revelado a Dios y su voluntad en ese período. Desde luego que en todo período histórico, todos los eventos que han tenido lugar han estado interrelacionados. Pero, en un período dado, algunos eventos tienen roles formativos mucho mayores que otros. Los teólogos bíblicos se concentran típicamente en los eventos más formativos o centrales de cada período del Antiguo Testamento.
Por ejemplo, los teólogos bíblicos pueden enfocarse en el trozo de historia del Antiguo Testamento a menudo conocido como el período de la promesa, el tiempo de los patriarcas de Israel, Abraham, Isaac y Jacob. A menudo observan que en este tiempo Dios se reveló principalmente a través discursos directos, visiones y sueños. Notan que hubo un estrechamiento del enfoque étnico para los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. Ven que los patriarcas adoraron en muchos altares. Describen la promesa de muchos descendientes que fue dada a los patriarcas. Y notan la importancia de la promesa de la tierra para los padres. Este tipo de observaciones son intentos de caracterizar el período patriarcal como un todo, identificando los eventos formativos que juegan roles mayores a través de toda la estructura de tiempo.
Los teólogos bíblicos también pueden escoger enfocarse en el período de la Ley, el tiempo de Moisés, quien guió a Israel a través del éxodo y hacia la conquista de la tierra prometida. En estos tiempos, Dios se reveló en una variedad de formas, pero principalmente a través de la ley de Moisés. El estrecho enfoque étnico en Israel deriva en un enfoque nacional. Se construyó el tabernáculo y allí se centralizó la adoración. Israel había crecido mucho en número. Y Dios guió a Israel para poseer la tierra prometida. Este tipo de eventos caracterizó el período de Moisés como un todo y nos da una toma de este momento de la historia bíblica.
Además de la toma sincronizada de períodos particulares de la historia bíblica, el análisis histórico orientado teológicamente por lo general da un segundo paso, un trazado diacrónico. El término diacrónico simplemente significa "a través del tiempo." El trazado diacrónico se enfoca en las formas en que los eventos bíblicos se conectan unos con otros a través del tiempo, de un período al otro.
Trazado Diacrónico
Podemos resumir el proceso de establecimiento de un trazado diacrónico de esta manera. Una vez que se identifican los eventos formativos de cada período, se hace evidente que hay eventos estrechamente asociados que suceden en cada época. Estos eventos pueden estar asociados con los otros por diversas razones, pero los teólogos bíblicos toman nota de estas asociaciones y trazan cómo la serie resultante de eventos refleja la evolución de un período de la historia a otro. Las comparaciones de los eventos en cada época a menudo revelan vectores, direcciones o sendas que ha seguido el Antiguo Testamento. Estos arrojan luz sobre el progreso del reino de Dios.
Consideremos un ejemplo de trazado diacrónico. Podemos comenzar nuestro estudio sincrónicamente con el período patriarcal de la promesa. Para nuestros propósitos, concentrémonos en la promesa de Dios a Abraham de darle la tierra de Canaán. En Génesis capítulo 15 versículo 18, leemos estas palabras:
En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates. (Génesis 15:18)
Tal como lo hemos visto en otros lugares, en este tiempo Dios le prometió a Abraham la tierra de Canaán para sus descendientes y este evento es muy central con relación a toda la red de eventos formativos del período de los patriarcas.
Pero no es suficiente sólo entender el evento de la promesa de Dios de la tierra en el período patriarcal. Los teólogos bíblicos quieren saber, qué eventos pasados conforman el trasfondo para esta promesa de poseer la tierra de Canaán Y ¿de qué manera los eventos futuros desempaquetan este significado? Se mueven entonces hacia una aproximación diacrónica con el propósito de aumentar su comprensión de este evento.
Moviéndonos retrospectivamente, podemos ir al período más antiguo de la historia bíblica, el período primigenio entre Adán y Noé. Tal como lo hemos visto en las otras lecciones, durante este tiempo Dios estableció a la humanidad como su vice-regente y la instruyó para que dominaran sobre toda la tierra, tal como leemos en Génesis capítulo 1 versículo 28.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28)
Cuando creó al principio a la humanidad, y la instituyó como vice-regente sobre la tierra, el mundo estaba sin pecado, de modo que el dominio era una meta plausible que podía alcanzarse sin mayor esfuerzo. Pero el pecado complicó el proceso de dominio, haciendo que los esfuerzos de la humanidad fueran difíciles e ineficaces. Como Dios le dijo a Adán en Génesis capítulo 3 versículos 17 al 19:
Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra. (Génesis 3:17-19)
Sin embargo, incluso después de la caída en pecado, Dios esperaba que el hombre continuara consiguiendo el dominio sobre la tierra. Aun cuando la maldad de la humanidad creció tanto que Dios fue movido a destruir el mundo a través del diluvió en los días de Noé, Dios aún mantiene su plan de traer su reino a la tierra a través de hombres y mujeres fieles. Tal como Dios instruyó a Noé inmediatamente después del diluvio en Génesis capítulo 9 versículo 1:
Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. (Génesis 9:1)
En el registro primigenio aprendemos que a pesar de las dificultades causadas por el pecado, Dios esperaba redimir a la humanidad para que subyugaran y tuvieran dominio sobre la tierra, tal como él lo había ordenado al comienzo.
El conocer este trasfondo nos ayuda a comprender que la promesa de Dios de la tierra a los patriarcas fue un paso adelante en el cumplimiento del llamado a la humanidad a tener dominio. En los tiempos primigenios, Dios llamó a su imagen a construir su reino sobre la tierra, teniendo dominio sobre un mundo de vanidad y pecado. Este dominio se expresó nuevamente en el llamado de Dios a Abraham y a sus descendientes para que tomaran posesión de la tierra prometida de Canaán.
Ahora, este paso de cumplimiento en el período patriarcal no fue un fin en sí mismo: la promesa de una tierra a los patriarcas fue un paso adelante hacia un cumplimiento aun mayor en el futuro. Tal como Dios se lo prometió a Abraham en Génesis capítulo 22 versículo 18:
En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra. (Génesis 22:18)
Este versículo nos recuerda que Dios les dio la promesa de la tierra a Abraham y a sus descendientes como un puntapié inicial, un punto de partida desde el cual van a liderar a todas las familias de la tierra hacia las bendiciones de redención y el dominio glorioso de Dios sobre toda la tierra, tal como Dios lo había ordenado para la humanidad.
Por esta razón nuestro trazado diacrónico del dominio de la humanidad debe avanzar hacia el período del éxodo y la conquista, los días de Moisés y su siervo Josué. En este período, Dios estableció a Israel en la tierra prometida como su territorio nacional. La promesa de los patriarcas fue profundizada por Dios al darle a Israel la tierra en conquista. Tal como Dios le dijo a Josué en Josué capítulo 1 versículo 6:
Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. (Josué 1:6)
El mandato original a la humanidad de ejercer dominio y la promesa de Dios de la tierra para Abraham fueron profundizados cuando Israel tomó posesión de la tierra prometida.
La posesión inicial de la tierra en los días del éxodo y la conquista se cumplieron también en el período del imperio, cuando Israel tuvo un rey y un templo. Ese fue el tiempo en que Israel aseguró la tierra contra los enemigos y creció hasta ser un gran imperio. La seguridad de la tierra provista por la casa de David fue un paso más adelante, consolidando y expandiendo la conquista inicial de la tierra.
Pero las realidades imperiales tempranas en este período también anticiparon un día en el futuro. Un día cuando el gobierno justo de la casa de David logre el dominio sobre toda la tierra. Leemos acerca de esta esperanza de la casa de David en el Salmo 72 versículos 8 al 17.
Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra... Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán... Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado. (Salmo 72:8-17)
La esperanza del período del imperio era que la casa de David probara ser fiel al Señor y que el reino se expandiera, trayendo redención y dominio de los fieles sobre toda la tierra.
Tristemente, esta gran esperanza en la casa de David se colapsó horriblemente durante el tiempo del exilio y la fallida restauración. Más que ser un tiempo de mayor cumplimiento, fue un tiempo de fracaso. Este período se transformó en un terrible retroceso para el dominio del pueblo de Dios sobre la tierra. El juicio de Dios vino en contra de su pueblo y envió al reino del norte y del sur fuera de su territorio al exilio.
Y más que esto, este período incluso terminó en fracaso. En su misericordia, Dios trajo de vuelta a un número de Israelitas a la tierra y levantó a Zorobabel, el descendiente de David, como el gobernador de su pueblo y le ofreció una gran victoria sobre las naciones de la tierra. Tal como leemos en Hageo capítulo 2 versículos 7 al 9:
Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa... La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera... y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos. (Hageo 2:7-9)
Si Israel hubiera sido fiel, esta victoria se habría dado y la bendición de la redención y el dominio habría comenzado a extenderse por todo el mundo. Pero de vez en cuando los israelitas que volvieron a la tierra se rebelaron contra Dios, de modo que las ofertas de bendición nunca se materializaron. De hecho, la restauración fue un miserable fracaso.
El llamado a Adán y a Noé a ejercer dominio, la promesa a los patriarcas, el establecimiento de una patria en el éxodo y la conquista, los triunfos del período monárquico, y las esperanzas de la primera restauración se colapsaron completamente. Al final del Antiguo Testamento, la meta del dominio de la humanidad sobre la tierra para la expansión de reino de Dios estaba en ruinas.
Es en este punto que los teólogos bíblicos cristianos se vuelven al último peldaño de la historia bíblica, el clímax de la historia en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento asegura a los creyentes que Dios actuó en Cristo para revertir los fracasos del exilio y la restauración fallida, y traer el cumplimiento del dominio de la humanidad redimida sobre la tierra. Jesús vino para revertir el curso del exilio, para traer libertad y redención del pecado para que aquellos que lo sigan puedan gobernar sobre la tierra con él. Tal como Jesús mismo lo dijo en Apocalipsis capítulo 2 versículo 26:
Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones. (Apocalipsis 2:26)
Esta ilustración del análisis histórico debe dar la impresión de que el análisis histórico tiene mucho que ofrecer. El Antiguo Testamento es el registro autoritativo de Dios de sus tratos con la humanidad. Al mirar a través del Antiguo Testamento la historia que hay detrás de él, podemos hallar muchas formas de seguir al canon del Antiguo Testamento como nuestro guía autoritativo y detallado.
EL CANON COMO CUADRO
Ahora que hemos visto que el Antiguo Testamento nos guía como un espejo a través del análisis temático, y como una ventana a través del análisis histórico, debemos dirigir nuestra atención a una tercera metáfora para el Antiguo Testamento, la metáfora de un cuadro.
Quizá has estado en un museo de arte fino, o has visto fotografías de grandes pinturas. Es maravilloso observar cuidadosamente una gran pintura, pero también es de mucha ayuda leer un poco acerca de los artistas y los tiempos en que pintaron. Nosotros podemos ponderar las pinturas, darle especial atención a sus cualidades artísticas. Pero también podemos notar cómo los artistas expresan sus visiones y sentimientos por otros, observando la forma en que usan el color, la línea y la textura.
Del mismo modo también, podemos aproximarnos al canon del Antiguo Testamento como a una pintura a través de un proceso que podemos llamar análisis literario. En esta aproximación, tratamos al canon del Antiguo Testamento como una colección de obras literarias, libros compuestos con mucha habilidad. Aprendemos a apreciar el talento literario en el Antiguo Testamento. Pero también buscamos comprender cómo los autores del Antiguo Testamento, con mucho esfuerzo, hicieron coincidir sus visiones con las de sus audiencias originales. Y a medida que exploramos el Antiguo Testamento con el análisis literario, descubriremos aun más formas en que el canon del Antiguo Testamento ejerce una autoridad detallada sobre nosotros.
Aun cuando los seguidores de Cristo hasta cierto punto siempre han tomado en cuenta las cualidades literarias de los libros de la Biblia, es sólo en años recientes que esta aproximación al Antiguo Testamento ha adquirido protagonismo. En el pasado, muchos teólogos se aproximaban al Antiguo Testamento a través del análisis temático y el análisis histórico. Sin embargo, en décadas recientes, muchos eruditos han enfatizado que cualquier intento de comunicación, sea en la Biblia o no, expresa mucho más que los intereses de los intérpretes y los hechos de la historia. Generalmente, los escritores construyen cuidadosamente sus documentos para expresar sus propias visiones, en un intento de influenciar las opiniones y las vidas de sus lectores. La meta del análisis literario es develar este poder comunicativo intencionado de los escritores del canon del Antiguo Testamento. Su poder sobre la gente que lo recibió por primera vez, y luego aplicar el mismo poder a nuestras vidas hoy.
Para analizar cómo el Antiguo Testamento puede ser tratado como una pintura, primero hablaremos de las bases o la justificación para usar el análisis literario. Y segundo el enfoque del análisis literario. Veamos primero la justificación del análisis literario. ¿Por qué es válida está aproximación al Antiguo Testamento?
Base
La legitimidad del análisis literario puede establecerse en varias y diferentes maneras, pero en esta lección enfatizaremos dos razones familiares de por qué es útil aproximarse al Antiguo Testamento con el análisis literario: primero, veremos que el carácter del Antiguo Testamento mismo apunta a la legitimidad de su aproximación; y segundo, notaremos que los ejemplos de los autores bíblicos indican la importancia de esta perspectiva sobre el canon del Antiguo Testamento. Consideremos primero cómo el carácter mismo del Antiguo Testamento indica el valor de una aproximación literaria.
Característica de las Escrituras
En muchos aspectos, el análisis literario es la aproximación al Antiguo Testamento que requiere de menos esfuerzo para justificarse. Está validado por algunas características obvias del Antiguo Testamento. Primero, el canon de Antiguo Testamento nos llega en libros o unidades literarias, segundo, estos libros dan cuenta de cualidades literarias sofisticadas; y tercero, los libros del Antiguo Testamento presentan una gran variedad literaria. Pensemos primero en el hecho de que el Antiguo Testamento llega a nosotros en la forma de libros de unidades literarias.
En un nivel muy básico, el análisis literario se basa en el hecho de que el Antiguo Testamento es una colección de literatura; consiste en unidades literarias. Un vistazo rápido al índice de la Biblia moderna revela que el Antiguo Testamento tiene 39 libros.
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Ruth, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
Ahora, tan importante como estar familiarizado con esta lista de libros, es la lista de varias apreciaciones que debemos tener en mente cuando nos aproximamos a estos libros desde la perspectiva del análisis literario.
Primero, los nombres de los libros del Antiguo Testamento que hallamos en nuestras Biblias no son originales del canon. Algunos títulos provienen de las tradiciones judías más antiguas, algunos provienen de la Septuaginta, la influyente y antigua traducción al griego del Antiguo Testamento, y algunos provienen incluso de tradiciones cristianas mucho más tardías. Pero el detalle más importante en este tiempo tiene que ver con 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes y 1 y 2 Crónicas. Estos seis libros de nuestras Biblias modernas eran originalmente sólo tres: Samuel, Reyes y Crónicas.
Además de esto, muchos intérpretes han señalado que es probable que Esdras y Nehemías hayan sido originalmente un solo libro. Cuando leemos el Antiguo Testamento con una visión de análisis literario, nos preocupamos de observar los libros del Antiguo Testamento tal como fueron originalmente entregados. De modo que es muy importante tener en mente estas características.
Segundo, el orden en que los libros aparecen en el Antiguo Testamento ha sido diferente a través de la historia. El orden de nuestra Biblia moderna depende grandemente de la tradición de la Septuaginta (o Griega). Sin embargo, en la tradición judía, la última sección de las Escrituras es diferente de la nuestra. Se les llama los escritos, y contiene los libros: Salmos, Proverbios, Job, Cantares, Ruth, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías y 1 y 2 Crónicas.
En todo caso, a pesar de estas variaciones, aun está claro que el canon del Antiguo Testamento es una colección de obras literarias, de modo que es apropiado mantener la integridad de estas unidades literarias al analizarlas.
En contraste con los análisis temático e histórico, tratar al Antiguo Testamento como una pintura por medio del análisis literario es un intento de ceñir nuestra comprensión del Antiguo Testamento según los patrones del canon mismo. En el análisis literario buscamos ajustar nuestra evaluación teológica en una forma paralela a las unidades literarias del canon. Ahora, por supuesto, la única forma de evitar completamente reajustar lo que hallamos en el Antiguo Testamento es dejar el canon del Antiguo Testamento tal como es: sin analizarlo, sin interpretarlo y sin aplicarlo, incluso sin traducirlo. De manera que hay algunos ajustes que son inevitables.
No obstante, el análisis literario busca minimizar los reajustes, concentrándose en las unidades literarias y las prioridades del Antiguo Testamento mismo. Cuando nos aproximamos al canon del Antiguo Testamento como un cuadro, buscamos discernir los distintos intereses teológicos de Génesis como Génesis, de Éxodo como Éxodo, de Levítico como Levítico, de Números como Números, de Deuteronomio como Deuteronomio, etc. Y además, tratamos de darle peso a lo que es de peso, hacer prominente en nuestra interpretación lo que es prominente en estos libros.
Además de que el canon de Antiguo Testamento consiste más bien en unidades literarias que en unidades temáticas o históricas, el análisis literario es justifica también por el hecho de que los libros del Antiguo Testamento presentan cualidades literarias sofisticadas. Si los libros del Antiguo Testamento fueran simples, de prosa descolorida, el análisis literario no sería tan importante. Pero la sofisticación de los libros del Antiguo Testamento llama a una atención minuciosa por la calidad de su literatura.
A partir de la experiencia común, todos sabemos que algunos tipos de escritos presentan un estilo mucho más sofisticado y un arte literario mucho más intrincado que otros. Sería extraño, por ejemplo, hallar una lista de compras escrita con la llamarada de un soneto. Rara vez, un memorándum breve recibe la atención artística que recibe una novela elaborada. Cuando recibimos escritos simples, generalmente no necesitamos darle mucha atención a su calidad literaria para entenderlos adecuadamente.
Pero cuando leemos una novela excelsa o un poema amoroso, cuando vemos sus recovecos, nos damos cuenta de que para apreciarlos totalmente tenemos que concentrarnos en sus cualidades literarias complejas. Discernir las sofisticadas técnicas literarias de los escritores nos ayuda a entender sus textos.
Los arqueólogos han descubierto una gran gama de materiales escritos del mundo del Antiguo Testamento. Tenemos cartas sencillas, listas, recibos y cosas así que no dan cuenta de una gran complejidad literaria. Pero los arqueólogos también han descubierto fabulosas obras literarias del antiguo Medio Oriente. Las grandes culturas de los tiempos bíblicos habían elaborado mitos y leyendas, complejos documentos legales, complejos textos rituales. Muchos de nosotros hemos oído sobre Enuma Elish, la obra épica de Gigamesh, y los Ciclos de Baal. Estas fueron sorprendentes obras literarias compuestas con gran creatividad.
Pero sin duda, los libros de Antiguo Testamento están entre las obras literarias más elaboradas que se conocen del mundo antiguo. ¿Qué drama podría ser más sofisticado que el libro de Job? ¿Qué narración podría ser tan compleja como el libro de Génesis? ¿Qué poesía podría ser más memorable que el Salmo 23? Según la mayoría de los estándares, los libros del Antiguo Testamento igualan o superan las magnificas obras literarias de las culturas más desarrolladas del mundo antiguo.
Desgraciadamente, los cristianos a menudo fallamos en reconocer estas cualidades literarias y sólo nos fijamos en lo práctico e histórico de su contenido. Pero en realidad, es la cualidad literaria de los libros del Antiguo Testamento lo que les da su poder comunicativo. Las cualidades artísticas de la literatura del Antiguo Testamento son el medio por el que los autores del Antiguo Testamento comunicaron sus mensajes. Sólo cuando aprendemos a apreciar sus cualidades literarias, podemos comprender la fuerza comunicativa - la intención de influir - de los libros del Antiguo Testamento. Y por esta razón, el análisis literario es vital cuando se trata de someternos a la autoridad del canon del Antiguo Testamento.
Además de emplear el análisis literario porque el Antiguo Testamento viene en unidades literarias y presenta cualidades literarias sofisticadas, tenemos que realizar un análisis literario del Antiguo Testamento a causa de la variedad de estilos de literatura que contiene.
El canon del Antiguo Testamento no es un terreno totalmente plano con el mismo tipo de escritura en cada página. Por el contrario, es un paisaje muy variado de montañas, ríos, lagos, planicies fértiles, desiertos y océanos. En otras palabras, los libros del Antiguo Testamento representan una variedad de géneros o tipos de literatura.
Algunos libros del Antiguo Testamento, tales como Génesis, Números, Josué y Rut, son predominantemente narrativos. Estos libros sólo tienen una pequeña mezcla con otros géneros como las genealogías, la poesía, la adoración y las leyes sociales. Luego hay otros libros que son predominantemente poéticos como los Salmos, Job y Amós, por ejemplo. Hay todavía otros libros que contienen una prosa muy estilizada, como Eclesiastés y Malaquías. Además de estos, Deuteronomio se caracteriza por los discursos. La lista sigue y sigue.
Es importante tomar conciencia de que hay varios géneros en el Antiguo Testamento porque cada género tiene sus propias convenciones, su propia manera de comunicar su influencia. A medida que leemos el Antiguo Testamento, tenemos que aprender las formas en que cada género comunica las intenciones de los escritores y aplica ese conocimiento. Se debe leer la ley como ley, se deben leer los discursos como discursos, las historias como historias, las genealogías como genealogías. Para develar el poder de los pasajes del Antiguo Testamento que trasformarán nuestra vida, tenemos que tomar en cuenta qué tipo de literatura utilizaron los autores del Antiguo Testamento para comunicarse con sus audiencias. La consideración de géneros como estos es la esencia del análisis literario.
Ejemplos Bíblicos
Además del carácter de las Escrituras mismas, el análisis literario se basa en el hecho de que los personajes bíblicos y los autores también buscaron la guía del canon del Antiguo Testamento de esta forma. De hecho, podemos decir que cada vez que los autores bíblicos interpretaban pasajes del Antiguo Testamento, lo hicieron poniendo cuidadosa atención en la motivación principal del autor humano para con su audiencia. Usaron una gran dosis de análisis literario.
En Marcos capítulo 10 versículo 4, por ejemplo, Jesús tomó en cuenta el análisis literario cuando trató el tema del divorcio que aparece en Deuteronomio capítulo 24 versículo 1. Como leemos en este pasaje, algunos fariseos desafiaron a Jesús en esta materia, diciendo estas palabras:
Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. (Marcos 10:4)
En los días de Jesús, algunos fariseos habían interpretado este versículo, enseñando que un hombre podía divorciarse de una mujer prácticamente por cualquier razón, en tanto le diera un certificado de divorcio. Pero Jesús corrigió esta falsa interpretación enfocándose en las consideraciones literarias. Comentando Deuteronomio capítulo 24 versículo 1, dijo estas palabras en Marcos capítulo 10 versículo 5:
Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento. (Marcos 10:5)
Jesús señaló que Moisés había permitido el divorcio como una concesión a los corazones duros de los Israelitas.
Para nuestro propósito aquí, es importante ver que Jesús no sólo miró el texto de Deuteronomio capítulo 24, y solamente interpretó sus características gramaticales o internas. Por el contrario, él observó explícitamente el pasaje a la luz de lo que él sabía de Moisés como el autor, y de los antiguos israelitas como la audiencia de Moisés. El sabía de la dureza de corazón de de los israelitas, y sabía de la preocupación que Moisés tenía por Israel cuando le entregó sus leyes. Los fariseos habían fallado en considerar los aspectos literarios correspondientes, especialmente las intenciones de Moisés hacia su endurecida audiencia. Jesús, sin embargo, conocía la importancia de estos factores, y concluyó correctamente que la regulación de Moisés era realmente una concesión, no un ideal.
Otro ejemplo de análisis literario aparece en Gálatas capítulo 4 versículos 22 al 24. Escuchen lo que Pablo escribe ahí acerca de las historias de Sara, la esposa de Abraham, y su hijo Isaac, y de Agar, la esclava de Sara, y su hijo Ismael.
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos. (Gálatas 4:22-24)
Hay mucho más en estos versículos y en su contexto inmediato que lo que podemos mencionar esta vez. Pero concentrémonos en el corazón de la interpretación de Pablo aquí. En el versículo 24, Pablo dice que la interacción de Abraham con Sara e Isaac, y con Agar e Ismael "pueden tomarse en forma figurada" porque "representan dos pactos." En otras palabras, Pablo entendía que la interacción de Abraham con estos personajes tenía grandes implicaciones teológicas en cuanto a las formas en que la gente se relaciona con el hecho de vivir en pacto con Dios.
Para captar estas implicaciones teológicas, revisemos primero los eventos de la vida de Abraham. El registro de Génesis deja en claro que Abraham enfrentó una encrucijada de dos formas de relacionarse con Dios: Sara e Isaac, por un lado, y Agar e Ismael, por el otro. Por un lado, Abraham era fiel a Dios cuando confiaba en que Dios cumpliría su promesa de darle un niño a través de Sara. Este camino de confiar en Dios y en su promesa era difícil, pero era el camino de la bendición de Dios.
Por otro lado, sin embargo, Abraham era infiel con Dios cuando confiaba en sus propios esfuerzos pata tener un hijo a través de Agar, la criada egipcia. Este camino de confiar en su propio esfuerzo resultó en el juicio de Dios en contra de Abraham. Con estos patrones básicos en mente, vayamos a las formas en que Moisés usó estos patrones mientras guiaba a los israelitas hacia la tierra prometida.
Ahora, cuando Moisés escribió acerca de la vida de Abraham, él conocía perfectamente el gran significado de las opciones de Abraham. De hecho, él contó estas historias en Génesis para que representaran las dos formas de vida que sus lectores israelitas enfrentaban en sus días.
Por un lado, Moisés llamó a los israelitas a ser fieles a Dios, confiando en Dios y en el cumplimiento de sus promesas de entregarles la tierra prometida. Confiar en Dios y en sus promesas era difícil, pero era el camino de bendición.
Por otro lado, Moisés llamó a los israelitas a no confiar en los esfuerzos humanos, al volver a Egipto tal como Abraham había vuelto a la criada egipcia Agar. El volver atrás resultaría en el juicio de Dios contra Israel.
Siguiendo esta dirección del sentido original de Moisés, Pablo aplica estas historias a las opciones que enfrentan las iglesias en Galacia. Los gálatas tenían que tomar una decisión entre el verdadero evangelio de Pablo, y un falso evangelio que había venido a sus iglesias de los representantes de Jerusalén. El verdadero evangelio es que la salvación viene sólo de confiar en las promesas de Dios en Cristo. El falso evangelio desviaba a la gente de la fe en las promesas de Dios hacia los esfuerzos humanos de obediencia a la ley como la forma de salvación. Y tal como lo dijo Pablo en Gálatas, aquellos que siguen el verdadero evangelio de fe en las promesas de Dios son hijos de Sara y herederos de la promesa, pero aquellos que siguen el falso evangelio son hijos de Agar y no son herederos del don de salvación. Pablo dejó claro que el verdadero evangelio de fe en las promesas de Dios lleva a las bendiciones, y el falso evangelio de obediencia a la ley sólo lleva a juicio.
Fue la preocupación de Pablo por el análisis literario, su atención a las formas en que Moisés uso las figura literarias en las historias de Génesis lo que lo llevó a aplicar Génesis en forma tan conmovedora a las iglesias de Galacia.
Ahora que hemos observado la base del tratamiento del Antiguo Testamento como un retrato literario, tenemos que volver nuestra atención al enfoque del análisis literario. ¿Cuál ha de ser nuestro interés en esta aproximación al canon del Antiguo Testamento? ¿En qué tenemos que concentrarnos?
Enfoque
Hay muchas formas de describir los enfoques del análisis literario, sin embargo, para nuestros propósitos nos ayudará el pensar en términos de un enfoque tridimensional. Primero, estamos interesados en el autor de un pasaje; segundo, nos enfocamos en la audiencia original de un pasaje; y tercero, estamos interesados en el documento o el texto real que estamos estudiando. Meditemos primero en la importancia de considerar a los escritores de Antiguo Testamento.
Autor
No hay duda de que Dios es el autor último de todo el Antiguo Testamento. El inspiró y supervisó la escritura de todo el canon del Antiguo Testamento. Pero, tal como lo vimos en otra lección, esta inspiración fue orgánica. Dios usó los trasfondos, los pensamientos, los sentimientos y las intenciones de los escritores humanos para crear los libros del canon, y tenemos que ocuparnos de esos elementos humanos cuando leemos el Antiguo Testamento.
Cuando elegimos un enfoque en los autores, tenemos que mirar en dos direcciones: por una parte, debemos estar atentos a un número de peligros y, por otra parte, debemos ver un número de beneficios.
Muchos peligros se ciernen cuando nos enfocamos en los escritores humanos del Antiguo Testamento, si nos enredamos en especulaciones. En el pasado, muchos intérpretes se enfocaron en los escritores en formas que producen marañas de especulaciones psicológicas y sociológicas. Lo hicieron, en parte, entrampándose en asuntos como la identificación precisa del escritor, las circunstancias que enfrentó y detalles de sus motivaciones teológicas. Más importante de lo que este tipo de asuntos pueda ser, si buscamos respuestas más allá de lo que sabemos, podemos terminar haciendo que nuestras interpretaciones dependan de especulaciones ligeras. A este tipo de sobre-énfasis en el autor se le puede llamar "la falacia intencional," dándole demasiado peso a nuestras reconstrucciones de las intenciones de un escritor.
Pero, por otra parte, hay un gran beneficio en enfocarnos en los autores, si somos cuidadosos y responsables. Tal como lo veremos en las siguientes lecciones, puede que no sepamos tanto sobre los escritores bíblicos como quisiéramos, pero aun así podemos saber mucho y eso puede ayudarnos a entender sus escritos. Podemos tener variados grados de conocimiento general acerca de sus identidades, acerca de sus circunstancias generales y acerca de sus motivos teológicos básicos.
Tomen, por ejemplo, al escritor de Crónicas, o al Cronista como se le llama a menudo. Ahora, no sabemos con certeza quién era este hombre. No sabemos su nombre o su clase social exacta, o exactamente dónde vivía o dónde escribió este libro. No sabemos mucho de sus rasgos psicológicos o de sus fortalezas y debilidades personales. De modo que al depender de este tipo de consideraciones para interpretar este libro, se corre el riesgo de edificar sobre suposiciones equivocadas.
Sin embargo, podemos extraer información invaluable acerca de él del Antiguo Testamento. Por ejemplo, sabemos que el Cronista vivió y escribió algún tiempo después del exilio, cuando algunos israelitas volvieron a la tierra prometida. Esto es cierto porque las genealogías de 1 de Crónicas capítulo 9 versículos 1 al 44 nombran a los que volvieron, y el último versículo de su libro, 2 de Crónicas capítulo 36 versículo 23, menciona la orden de Ciro el Persa de que los judíos vuelvan a su tierra.
También sabemos que pertenecía a la elite educada de Israel. El cita largas secciones de los libros de Samuel y Reyes, y también se refiere a otros libros de la Biblia. Y más que esto, en pasajes como 1 de Crónicas capítulo 27 versículo 24, el Cronista menciona el contenido de los registros de las crónicas reales, y en versículos como 2 de Crónicas capítulo 9 versículo 29, se refiere a colecciones de oráculos proféticos que ni siquiera aparecen el Antiguo Testamento.
Más allá de esto, al comparar sus libros con Samuel y Reyes, sabemos que el Cronista tenía compromisos teológicos muy importantes. Él estaba muy comprometido con la casa gobernante de David y la pureza del templo en Jerusalén. Él se refiere varias veces a la ley de Moisés como la guía para la fe y la vida de Israel. Y al observar cómo recopila ejemplos de consecuencias inmediatas del pecado y la obediencia, sabemos que el Cronista estaba muy interesado en la forma en que Dios bendecía y maldecía a su pueblo en medio de una generación significativamente fiel e infiel.
Hay una cantidad de otras cosas que podríamos decir acerca de las creencias y esperanzas del cronista, pero el punto principal es éste: tenemos suficiente conocimiento acerca del Cronista como para analizar la forma en que él usó las técnicas literarias para influenciar a sus lectores originales. También tenemos más información sobre otros escritores bíblicos, de modo que puede ser muy beneficioso enfocarnos en el autor para nuestras interpretaciones.
Ahora, además del enfoque en el autor, el análisis literario responsable del Antiguo Testamento también considera a la audiencia general. ¿Cuál era su situación? ¿De qué manera habían de ser influenciados por las Escrituras que recibieron?
Audiencia
Una vez más, tal como hay peligros y beneficios en considerar a los autores de los libros del Antiguo Testamento, también necesitamos estar conscientes de los peligros y beneficios de enfocarnos en las audiencias originales.
Por una parte, así como algunas formas de análisis literario especulan demasiado con respecto a los autores de las Escrituras, otros dependen demasiado de un conocimiento detallado de las audiencias. Especulan sobre la identificación precisa de las audiencias. Reconstruyen los detalles específicos de las circunstancias de las audiencias. Se imaginan las condiciones psicológicas de las audiencias. Van demasiado lejos en imaginar sus fortalezas y debilidades. Cuando este tipo de posiciones se torna demasiado central en la interpretación, uno nuevamente corre el riesgo de caer en la especulación psicológica y sociológica. Por esta razón, a un sobre-énfasis en la audiencia se le puede llamar "la falacia afectiva."
Por ejemplo, en el caso de Crónicas, realmente no sabemos si el Cronista escribió sólo para un selecto grupo de gente, como los sacerdotes o la familia de David, o para el populacho en general. No sabemos cuánta gente se le resistió o fue complaciente. No sabemos con seguridad si vivió antes, durante o después de los tiempos de Esdras y Nehemías. Sin ninguna duda, el saber estas cosas arrojaría más luz a nuestras interpretaciones. Pero al mismo tiempo, no tenemos cómo estar seguros de tales cosas, y nuestra interpretación será más responsable si no especulamos con respecto a ellas.
Sin embargo, y al mismo tiempo, hay muchos beneficios que podemos obtener de la consideración de la audiencia, porque generalmente sabemos bastante sobre información general. En términos muy generales, sabemos que tales audiencias podían entender, si no leer hebreo antiguo. A menudo conocemos su ubicación general. Con frecuencia conocemos algunos de los eventos principales que experimentaron. Y sabemos que, como la mayoría de los grupos de gente, algunos eran fieles y otros eran infieles a las responsabilidades de su pacto ante Dios.
En el caso de Crónicas, sabemos algo acerca de la audiencia original. El hecho de que las genealogías en 1 de Crónicas capítulo 9 terminan con una lista de gente que ha retornado al país indica que el Cronista escribió en la tierra prometida para la gente que vivía allí con él. También podemos aprender mucho acerca de sus condiciones sociales de libros como Hageo, Zacarías, Malaquías, Esdras y Nehemías. Eran tiempos difíciles. Al contrario de la esperanza de los profetas, sólo unos pocos israelitas habían regresado al país. La adoración en el templo era débil, y el trono de David no se había restablecido. La nación enfrentaba dificultades económicas, e Israel sufría de repetidas amenazas de conflictos y de guerra. Podemos saber este tipo de cosas sobre la condición de la audiencia con gran claridad y sin caer en especulaciones.
Lo que sabemos sobre la audiencia original nos ayuda a obtener una apreciación más profunda sobre el propósito y el significado original de Crónicas. Y como resultado, las interpretaciones de cada pasaje particular de Crónicas deben proceder a la luz de lo que sabemos acerca de la audiencia general.
Ahora que hemos tratado la importancia de considerar lo que sabemos acerca del autor y de la audiencia, debemos ir al tercer y principal enfoque de un análisis literario del Antiguo Testamento: el interés por el documento mismo.
Documento
La palabra "documento" que vamos a usar se refiere a cualquier porción del Antiguo Testamento que podamos tener a la vista, sea una frase o dos, un versículo o dos, una sección de versículos, un capítulo, la sección de un libro, un libro entero, un grupo de libros, o incluso todo el canon del Antiguo Testamento. En todos los casos, nuestro enfoque en el documento es central para el análisis literario.
Desgraciadamente, en décadas recientes, una cantidad de intérpretes ha pregonado que el documento es todo lo que precisamos para la interpretación. En un intento de evitar las imprecisiones a causa de considerar al autor y a la audiencia, estos eruditos han argumentado que debemos obviar al autor y la audiencia. En realidad, este no es un camino seguro porque el mismo documento, sea bíblico o no, pude significar muchas cosas distintas dependiendo de quién lo escribió y para quién fue escrito. Cuando los intérpretes tratan de enfocarse exclusivamente en el documento e ignoran al escritor y la audiencia, caen en un error que podemos llamar "la falacia gráfica," depositando demasiadas esperanzas en el documento mismo.
Con el objeto de ilustrar la importancia de observar cuidadosamente el documento en el contexto del escritor y de la audiencia, examinaremos el reino de Manasés en 2 de Crónicas capítulo 33 versículos 1 al 20. Al estudiar este pasaje, tenemos la gran ventaja de contar con un relato paralelo de Manasés en 2 de Reyes capítulo 21 versículos 1 hasta el 18. De hecho, el autor de Crónicas copió, cambió, omitió y le agregó a 2 de Reyes capítulo 21 en formas que son muy importantes para el análisis literario. Comencemos observando el relato de 2 de Reyes.
2 de Reyes capítulo 21 se divide en cinco partes simétricas: primero, versículo 1, el inicio del reino de Manasés; segundo, versículos 2 hasta el versículo 9, el pecado de idolatría de Manasés; tercero, versículos 10 al 15, la condenación profética de Manasés, cuarto, versículo 16, pecado adicional de violencia de Manasés, y quinto, versículos 17 al 18, la clausura del reino de Manasés.
Tal como lo sugiere este bosquejo, en 2 de Reyes capítulo 21, Manasés se caracteriza por la maldad de principio a fin. Es presentado como un gran pecador. La segunda parte de la historia elabora su idolatría, él contaminó el templo con ídolos e impelió a la gente a hacer más maldad que los cananitas. La tercera parte de la narración menciona que Manasés además llenó las calles de Jerusalén de sangre inocente. Luego, la parte final sólo reporta que Manasés murió y fue sepultado. En 2 de Reyes capítulo 21 no hay alguna cualidad que redima la vida de Manasés.
Vamos ahora al relato del reino de Manasés en 2 de Crónicas capítulo 33. Este relato no contradice a 2 de Reyes capítulo 21, pero es muy diferente.
2 de Crónicas capítulo 33 versículos 1 al 20 también se divide en 5 partes principales: primero, versículo 1, el inicio del reino de Manasés que en gran parte está directamente copiado de 2 de Reyes; segundo, versículos 2 al 9, la idolatría de Manasés es contada nuevamente con algunas pequeñas diferencias en relación a 2 de Reyes capítulo 21 versículos 1 al 19. Hasta aquí, el relato del Cronista se asemeja grandemente al de 2 de Reyes. En ambos registros se presenta a Manasés como un pecador terrible. Pero las secciones tercera, cuarta y quinta del relato de 2 de Crónicas difieren dramáticamente de 2 de Reyes. En la tercera sección, versículos 10 al 13, el Cronista decidió no incluir la profecía de 2 de Reyes de que Judá en el futuro iría al exilio. En vez de eso, el cronista declara que Manasés mismo estuvo exiliado en Babilonia durante su vida. Mientras estaba allí, Manasés se arrepintió de sus pecados y recibió el perdón. Entonces, en la cuarta sección, versículo 14 al 17, en vez de mencionar la violencia de Manasés, el Cronista reporta que Manasés volvió a Jerusalén, reconstruyó la ciudad y restauró la adoración correcta a Dios en el templo. Y finalmente, en 2 de Crónicas capítulo 33 versículos 18 al 20, la clausura de reino de Manasés alarga lo de 2 de Reyes, incluyendo otra referencia a la oración de arrepentimiento de Manasés.
Al compararlo con 2 de Reyes, el relato del Cronista es mucho más positivo. Ambos relatos cuentan los terribles pecados de Manasés; 2 de Reyes reporta la condenación del profeta a Manasés así como la violencia de Manasés en contra del pueblo en Jerusalén. Pero el Cronista omite estas porciones de la historia de 2 de Reyes. En vez de eso, el Cronista agrega que Manasés estuvo exiliado, se arrepintió y fue perdonado. Y agrega además que Manasés volvió a Jerusalén, y restauró la ciudad y el templo. Y finalmente, aunque ambos relatos terminan con la muerte de Manasés, 2 de Crónicas añade un recordatorio del arrepentimiento de Manasés. Así, en una palabra, 2 de Reyes presenta a Manasés como un pecador permanente, pero 2 de Crónicas lo presenta como un pecador arrepentido.
Considerando estas diferencias entre los relatos paralelos de 2 de Reyes y 2 de Crónicas, debemos plantearnos otra pregunta literaria. ¿Por qué son tan distintos estos relatos? ¿Por qué ofrecen dos visiones tan distintas de la vida de Manasés?
En una palabra, las diferencias se pueden explicar sólo a partir del hecho de que Reyes y Crónicas fueron escritos por gente diferente y para distintas audiencias. Cada escritor tenía sus propios propósitos al entregar un relato del reino de Manasés.
Tal como lo veremos en una próxima lección, el autor de Reyes escribió principalmente para explicar a los exiliados en Babilonia por qué ocurrió la destrucción de Jerusalén, y por qué habían sido sacados de la tierra de la promesa. Su respuesta era que los pecados de Manasés habían traído esas maldiciones sobre la nación.
Pero tal como lo vimos, la situación del Cronista era muy distinta. El escribió su historia después del exilio en un intento de motivar a la enproblemada comunidad restaurada para que avanzaran en fiel servicio a Dios.
Por esta razón, el Cronista omite y agrega cosas verdaderas acerca de Manasés que van de acuerdo a su propósito. Lo hace trayendo a la luz detalles de la vida de Manasés, que son paralelos con las vidas de sus lectores israelitas. Manasés había pecado terriblemente, y ellos habían hecho lo mismo. Manasés había estado exiliado en Babilonia, y ellos también. Manasés se había arrepentido y había sido perdonado, y ellos también. Lo más importante es que una vez que volvió, Manasés reconstruyó la ciudad y restauró la adoración correcta. Y este era el verdadero desafío que enfrentaba la audiencia de Crónicas esos días. ¿Seguirían el ejemplo de Manasés reconstruyendo y restaurando la adoración correcta a Dios en Jerusalén? El punto principal del Cronista era este, si el rey que había causado el exilio de Judá también reconstruyó y restauró el reino cuando volvió al país, seguramente la propia audiencia de Crónicas debería hacer lo mismo.
Este breve análisis literario del reino de Manasés ilustra el valor de apreciar cómo la literatura del Antiguo Testamento comunica su mensaje autoritativo. Cuando consideramos a estos autores, las audiencias y las características literarias de los documentos del Antiguo Testamento, podemos discernir los propósitos principales para los cuales las diferentes partes del canon del Antiguo Testamento fueron escritas. El conocer estos propósitos nos ayudará a entender el mensaje autoritativo del Antiguo Testamento, no sólo para su audiencia original, sino también para nosotros hoy.
CONCLUSIÓN
En esta lección, hemos analizado el Antiguo Testamento como una colección de libros autoritativos, un canon diseñado para guiar al pueblo de Dios en medio de las situaciones que enfrenta. Hemos visto en tres principales formas cómo el pueblo de Dios se ha sometido a la autoridad del canon del Antiguo Testamento. En nuestro análisis del Antiguo Testamento como un espejo para el análisis temático, aprendimos el valor de observar todos los temas de los pasajes del Antiguo Testamento, incluyendo los temas menores, para encontrar respuestas a las preguntas que surgen de nuestras propias vidas. Vimos que al usar la Biblia como una ventana, en el análisis histórico, vemos la significancia de los eventos históricos que relata el Antiguo Testamento. Y mirando al Antiguo Testamento como un cuadro para el análisis literario, aprendimos cómo discernir los principales propósitos o las influencias del diseño de los pasajes del Antiguo Testamento sobre el pueblo de Dios.
A medida que, continuemos con este panorama del canon del Antiguo Testamento volveremos a estas tres aproximaciones. Explorar el Antiguo Testamento desde estas tres posiciones estratégicas no sólo nos ayudará a comprender las muchas formas en que el canon del Antiguo Testamento guió al pueblo de Dios en el pasado. Nos ayudará a ver las muchas maneras en que sigue siendo nuestra guía autoritativa hoy.